sábado, 18 de febrero de 2012

"CRECER EN LA ESCUELA DE LAS EMOCIONES"


La revista Mujer Hoy publica:

“Crecer en la escuela de las emociones”

Los niños del colegio Marcial Solana de la Concha de Villaescusa (Cantabria) reciben en clase la visita de 'El mago de las palabras'.

Hay 100 colegios en Cantabria apostando por una enseñanza emocional y creativa. 20000 niños se benefician de una experiencia que demuestra que otra educación es posible. 

Son casi las nueve y media de la mañana y los más rezagados están todavía cruzando las puertas del colegio Marcial Solana, en La Concha de Villaescusa (Cantabria). Sin embargo, todos los alumnos de 2º de Infantil llevan ya unos minutos en sus clases, donde esta mañana no se escucha griterío, ni siquiera cuchicheos. Solo silencio. Se ha corrido el rumor de que el mago de las palabras les visitará esta mañana, y ellos aguardan expectantes, como si quien estuviera a punto de entrar por la puerta fuera el mismísimo Papá Noel. ¿Quién dijo que los niños de cuatro años no saben esperar?

Cuando por fin el señor mago aparece, Marina, Daniel, Alicia, Estela, Rodrigo y sus 19 compañeros gritan al unísino: "¡Poooopiiiii!". Solo lo habían visto una vez, cuando dejó que le pusieran el nombre que más les gustara. Popi les cuenta que no tiene emociones, ya no siente, porque la gente ha dejado de leer cuentos. Por eso les deja a los niños decenas de ellos –que aparecen delante de sus ojos en una pequeña exhibición de magia–, para que busquen las emociones de esas historias y se las expliquen. Es la única manera de que el mago recuerde qué significan la alegría, la tristeza, el miedo, la sorpresa, el asco o el enfado. Puede que a sus cuatro años, Estela, Rodrigo o Alicia no hayan comprendido una palabra de lo que acaba de decirles el mago (o sí). Pero lo cierto es que los tres sonríen y miran el arcón de cuentos que se ha llenado por arte de magia hace unos segundos, como si fuera un tesoro. Hay un mensaje que les ha quedado suficientemente claro: saben que deben buscar emociones para el mago.
No se trata de un simple juego para animar a los peques a leer, sino una de las actividades creadas por un grupo de especialistas en inteligencia emocional. El objetivo es que en el colegio no solo aprendan qué es un adverbio, cómo se calcula una raíz cuadrada o qué países forman parte de la UE, sino también a identificar y expresar sus sentimientos para sentirse bien consigo mismos. ¿Una quimera? Puede. Pero no a ojos de la Fundación Botín, que desde hace siete años apuesta por el desarrollo de la educación emocional, creativa y social en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria. Para ello han puesto en marcha en 100 colegios cántabros a los que asisten 20.000 alumnos el programa Educación Responsable con el que esperan no solo aumentar el rendimiento académico, que según estudios norteamericanos se incrementa un 14% cuando se atiende a la educación emocional, sino también mejorar la convivencia y el clima en los centros.

EVITAR RIESGOS

 "La parte emocional es tan importante como la cognitiva, no se pueden separar –dice convencida Fátima Sánchez, directora del área de Educación de la Fundación Botín–. Lo que pretendemos es prestarles la misma atención porque así se fomenta su estabilidad emocional, la creatividad y también sus competencias sociales". Y los números parecen darle la razón: según los tests realizados a 1.000 alumnos de entre 8 y 14 años que fueron analizados por la Universidad de Cantabria, los niños consiguen reducir los niveles de ansiedad en un 13,1% siguiendo este tipo de formación, mientras que los que reciben educación convencional la reducen solo un 5,1%. Además, el grupo que siguió el programa mejoró un 5,6% en la identificación de sentimientos y reparación de emociones negativas, mientras que el resto no solo no mejoró estas competencias, sino que las redujo un 1%.

Victoria, Lucía y Carmen tienen ocho años y seguramente no saben nada acerca de conceptos como "reparación de emociones negativas", pero lo cierto es que estas tres alumnas de tercero de primaria discuten en clase cómo solucionar un problema: una niña como ellas ha ido a las fiestas de Torrelavega con X euros. Con ellos puede comprar comida, la entrada a la feria o muchas chucherías. "¿En qué se gastaría el dinero si actuara con cabeza? ¿Y si lo hiciera sin cabeza?", pregunta Caty Juan, su profesora en el Colegio Sagrados Corazones de Sierrapando. Lo que están trabajando es la toma de decisiones importantes cuando se presenta un riesgo, aunque para ellas sea el juego de "con cabeza o sin cabeza". Ellas no lo saben, pero este tipo de actividades pretenden prevenir el consumo de alcohol y drogas, y por eso empiezan a enseñárselas a edades tan tempranas. ¿El resultado? Según quienes viven el día a día con los alumnos, sus profesores, más positivo de lo que esperaban. "Yo llevo más de 30 años trabajando en educación y he visto muchos programas de toda clase. La mayoría tenían buenas intenciones, pero eran difíciles de llevar a la práctica –cuenta Carmen Orio, coordinadora del programa en el mismo colegio–. Que este se mantenga después de cinco años quiere decir que funciona.Para el profesorado es muy gratificante porque además se implica a las familias, y ellas mismas te dicen que están aprendiendo el lenguaje emocional gracias a sus hijos, que ahora practican la empatía o el autocontrol... Pero, sobre todo, es que ahora es mucho más fácil hablar con los chavales. A nosotros mismos nos costaba el doble a su edad. Y no es que lo diga el estudio, es que realmente tenemos muchos menos problemas de conflicto escolar".

¿UN MUNDO IDEAL? 

Esther Puente, la profesora de Música de un Instituto de Guarnizo, también en Cantabria, pregunta a sus alumnos de 2º de la ESO si saben qué es la lealtad. "Ser fiel a alguien y no traicionarlo. O ser fiel a tus propios principios, tus valores…", dice Samuel. Parece que todos sus compañeros están de acuerdo. Pues bien, hoy toca aprender la estructura musical del blues porque más adelante tendrán que escribir uno sobre la lealtad. Es una de la tareas en la que más empeño ponen sus alumnos: Esther todavía se cruza por los pasillos con chicos a los que tuvo en clase hace años que recuerdan cada sílaba de aquel blues que hablaba de lealtad entre amigos.

Esta actividad también es parte de esa educación responsable que se intenta inculcar en un centenar de colegios cántabros a niños de entre 3 y 16 años. Igual que otras, trabajan la autoestima, la empatía, la inteligencia emocional, el autocontrol, cómo interaccionar socialmente, habilidades de autoafirmación para no verse arrastrado por el grupo, oposición asertiva...

Puede sonar a mundo perfecto. Tanto, que quizá no llegue a ser nunca real. ¿Será posible que, en lugar de pelearse por ver a quién le toca quedarse en el banquillo, niños de ocho años decidan de forma colectiva cuál es la mejor solución cuando no hay sitio para todos en el campo de fútbol? ¿O que chavales de 12 años digan "no" a un botellón al que van todos sus amigos porque eso es actuar "sin cabeza"? Quizá no. Pero intentarlo merece la pena en opinión de los educadores. En especial, en los tiempos que corren. "La sociedad actual exige un cambio, exige acabar con el analfabetismo emocional", explica Cristina García, coordinadora del programa Educación Responsable en el IES Nuestra Señora de los Remedios de Guarnizo. "Sobre todo, teniendo en cuenta cómo están cambiando las interacciones sociales, que se están transformando con internet, por ejemplo. Hay que hacer algo, y todo lo que sea incidir en la educación emocional es fundamental. No podemos tener relaciones completas con los demás si nosotros mismos no nos conocemos y sabemos entender y escuchar. Es lo que nos va a facilitar las relaciones en el trabajo, en el ámbito familiar, en el círculo de amigos…", explica.

En el fondo, eso mismo es lo que se planteó la Fundación Botín cuando ideó este programa. Su objetivo era desarrollarlo primero en instituciones de Cantabria y después "exportarlo" a todas aquellas ciudades que lo soliciten. Los promotores de esta iniciativa saben que las competencias relacionadas con la inteligencia emocional están muy demandadas en cualquier puesto laboral porque son cruciales para ayudar a las empresas a crecer. Las sociedades necesitan niños con capacidad de adaptación, con empatía, que se escuchen a sí mismos y que entiendan a los demás. Si el aprendizaje y el control de las emociones es fundamental para producir beneficios y mejorar, ¿por qué no llevarlos a los coles? Ya lo dice un proverbio hindú:con tus maestros aprendes; con tus amigos, 
más; con tus alumnos, todavía más.